El fin del efectivo en Colombia
El progreso en servicios financieros está alcanzando a uno de los países con uno de los conos monetarios más estables de Latinoamérica.
En un país donde el efectivo es rey, sus servicios financieros se ven desafiados por el progreso del mundo a su alrededor. Impuestos exorbitantes a comercios que aceptan pagos con tarjetas y una reticencia de nuevas generaciones a usar dinero físico hacen que el país viva en una dicotomía financiera: continuar priorizando el efectivo o avanzar a una nueva generación de pagos electrónicos y virtuales.
“La cultura financiera de Colombia es la de evadir impuestos” me explica Liliana, quien atiende uno de mis cafés favoritos en Teusaquillo, Bogotá.
La conversación comienza con un gesto de malestar por su parte cuando le doy mi tarjeta para pagar un café con propina incluida. El monto equivale a 11.000 pesos colombianos, unos $3 al momento de este escrito.
“¿De casualidad no tendrás efectivo?” pregunta su compañero, Sebastián, con una sonrisa incómoda.
La verdad si tengo, pero lo tengo guardado para pagar por mi lavandería, a pocos metros del café, donde tengo cierto que definitivamente no aceptan pagos con tarjetas o transferencias. Le doy una tímida negativa y le pregunto porqué mi tarjeta recibe esa reacción. Es dinero, ¿no?
Lo que viene después es una lección que enmarca la situación económica que se replica todos los días en Colombia. Cada vez más establecimientos optan por retirar la opción de pagos con tarjetas, prefiriendo regresar al intercambio de dinero físico, huyendo de los impuestos de servicios de pago con tarjetas que predan sobre los ingresos de sus clientes.
Liliana dice que en el caso de su negocio, simplemente no vale la pena el costo. Pronto mi pobre tarjeta y la de muchos otros no serán aceptadas en este y quién sabe cuántos cafés y otros establecimientos.
De momento aceptan transferencias bancarias nacionales, que son sin comisión. Sin embargo, esto presenta un problema totalmente diferente, esta vez para los no nacionales, que llegan cada vez más al país con sus tarjetas y divisas para gastar.
Los comercios regulares colombianos no aceptan divisas extranjeras. No tienen la necesidad. El peso colombiano ya es fuerte, manteniéndose en el mismo cono monetario durante los últimos 80 años. Por otro lado, abrir una cuenta bancaria en Colombia es una odisea burocrática que pocos realizan, y es un esfuerzo que no vale la pena para viajes de turismo. Así, sin poder pagar, se encuentran aquellos que dependerán del pago electrónico o de la amabilidad del mercado al vender sus divisas en físico en una casa de cambio.
Es cuando les comento sobre criptomonedas. ¿Y si hubiera una manera de aceptar pagos sin comisiones y sin pago a terceros?
Puedes leer el artículo completo aquí.